Profesor, es hora de aprobar tu examen
¿Hasta que punto estamos todos seguros de que la educación que ofrecemos es una educación de calidad, inclusiva e intercultural? Todo profesor defiende que su método es un buen método, que hace todo por el bien de sus alumnos, etc. Sin embargo, son muchos los casos en los que los pupilos muestran su disconformidad con las decisiones del profesor. Y aquí si formula la pregunta, ¿es el profesor o son los alumnos? Los alumnos son evaluados constantemente pero, ¿y los profesores? A menudo, cuando un profesor oye la palabra evaluación docente siente que esta bajo presión, que algo está haciendo mal. Sin embargo, debemos cambiar esa imagen de la evaluación docente. Dicha evaluación debe ser considerada como un método que refuerce los aspectos positivos y mejore los aspectos negativos.
¿Cuál es el problema?
El que hace la ley hace la trampa y es por eso, que en el país del amiguismo y de los favores, el sistema esta corrupto y no son pocos los casos en los que el inspector es el "amiguete" del profesor y la evaluación quede en tomar un café. El segundo problema que existe hoy en día es la seguridad que te da aprobar la oposición. Convertirte en intocable no ayuda a ser un buen profesor pues contribuye a que el profesor se acomode. Un profesor que tiene asegurada su plaza hasta que se retire tiende a acomodarse, se convierte en una especie de deidad cuyo juicio va a misa.
Es hora de acabar con este tipo de profesor, el profesor que se sienta, se limita a leer sus apuntes y se impone ante el alumno cual líder dictatorial. Es necesario una reforma del sistema en la que los profesores puedan ser despedidos si las evaluaciones docentes dan resultados pésimos. Para ello, también hacen falta inspectores críticos y profesionales, que no decidan por conveniencia o amiguismo.
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